sábado, 24 de enero de 2015

TAKI ONQOY: RESISTENCIA IDEOLÓGICA





“Un tiempo en el que todo era bueno, un tiempo feliz en el que nuestros dioses velaban por nosotros, no había enfermedad entonces, no había pecado entonces,  no había dolores de hueso ni fiebre, no había viruela,  no había enflaquecimiento sanos vivíamos, nuestros cuerpos estaban rectamente erguidos pero ese tiempo acabó, desde que ellos llegaron con su odio pestilente y su nuevo dios con sus horrorosos perros cazadores con su ojos extrañamente amarillos. Bajaron  de sus barcos con sus caras blancas, llegó la traición, la ambición, nada quedó en pie, todo lo arrasaron, quemaron, aplastaron. Esclavizaron a un continente para saquear, nos quitaron nuestras lenguas, cambiaron nuestros dioses atemorizándonos con horribles castigos como si pudiere haber castigo mayor que el de haberlos confundido con nuestros propios dioses los dejamos entrar a nuestros valles, templos pero no nos han vencido hoy seguimos peleando por nuestra libertad”.
Víctor Heredia, Taqui Oncoy


TAKI ONQOY: “LA ENFERMEDAD DEL BAILE”

Surge en los inicios de 1560 y fue descubierto por los españoles en 1565 en la ciudad de Huamanga. 
Los sacerdotes indígenas que llevaban a cabo los rituales del Taki Onqoy se decían mensajeros de las huacas o dioses andinos y recorrían los poblados instruyendo a la población en el ritual de purificación que los preparaba para la transformación de la sociedad andina.

A.   Origen 

El Taki Onqoy fue un movimiento  de resistencia religiosa y política contra la presencia española. Tuvo su origen en el actual región de Huamanga – Ayacucho, pero su influencia alcanzó hasta la capital, Lima, parte de Arequipa, provincias de Cusco y Puno hasta La Paz en Bolivia.

B.   Líder

El líder principal que guiaba esta resistencia ideológica – religiosa  fue Juan Chocne, para muchos era un profeta que representaba a las mismas huacas andinas. Chocne cuando recorría el territorio andino, iba acompañado de dos mujeres y las presentaba como Santa María y Santa Magdalena.

C.   Planteamientos de Juan Chocne

Juan Chocne anunciaba lo siguiente:
  • La unificación y solidaridad entre las huacas del Titicaca y Pachacámac, es decir, los dos más grandes santuarios andinos de la sierra y la costa se unían para luchar contra los invasores.
  • La resurrección de la antigua religión y culturas andinas.
  • La promesa del regreso a las costumbres andinas.
  • El castigo y expulsión de los españoles. Las huacas, decía Chocne, habían plantado cultivos de gusanos para destruir el corazón de los europeos así como sus caballos y ganados.
D.   Rito purificadores: la enfermedad del baile

Los ritos tenían la función de retomar y fortalecer las creencias religiosas indígenas en contra de la ética y moral que pretendían imponer los invasores.

Las huacas andinas, dejando su posición habitual, descendían sobre los indígenas tomando control de ellos, originando que los hombres hicieran movimientos extremos como temblar, bailar o delirar. Esto era parte de la purificación de los hombres andinos que a  través de estos movimientos expulsaban los elementos extraños de su cuerpo, renunciando al cristianismo.

Cristóbal de Molina, un cronista de la época,  nos informa sobre el trance en el que entraban los poseídos por el Taki Onqoy:

“(…) y así fue que hubo muchos indios  que temblaban y se revolcaban por el suelo; y otros tiraban de pedradas como endemoniados, haciendo visajes y luego reposaban y llegaban a él con temor y le decía que había y sentía y respondía que la huaca fulana se le había entrado al cuerpo… así las huacas andinas descendieron sobre los indígenas, los poseyeron literalmente entraron en sus cuerpos e hicieron a los posesos temblar caerse y bailar como locos…”

Gran parte de sus ritos se centraba en unos cantos y bailes de los poseídos.
Se  prometía un mundo nuevo, libre de la opresión española para los indios fieles a las huacas y por otro lado la muerte para los españoles y los indígenas desleales a las huacas. Para evitar las represalias de las huacas, los indígenas debían renunciar al llamamiento de los clérigos españoles y rechazar la religión, los alimentos y  vestidos europeos.
Los takiongos  imploraban a sus seguidores que se abstuvieran de todo contacto y cooperación con la sociedad europea. Los indígenas no debían entrar en la iglesia ni servir a los clérigos, debían abandonar el pago de tributos y rechazar  los reclutamientos de mano de obra o mita.

E.   Los españoles contra el Taki Onqoy

El presbítero Luis de Olivera, quien fue el primero en descubrir el Taki Onqoy, comenzó a reprimir el movimiento dando la voz de advertencia a las autoridades españolas.

Pero fue el visitador Cristóbal de Albornoz, el principal perseguidor del movimiento. En sus informes nos muestra sobre las medidas que tomó parar terminar la herejía y que duró más de un año, lo que, por otro lado,  refleja la gran resistencia indígena.

Muchos de los curacas involucrados en el movimiento debieron rechazar en público sus creencias, asimismo, las mujeres participantes fueron recluidas en conventos.

F.    La extirpación de idolatrías
Fue una campaña organizada con el objetivo de eliminar el culto a los dioses andinos. Eran llevadas a cabo por los curas doctrineros y consistían en visitas con apoyo militar que hacían los sacerdotes en los pueblos de indios para quemar, destruir todo elemento de culto, como las huacas que eran lugares sagrados o los mallquis (momias de los antepasados). Este proceso aspiraba a erradicar la cosmovisión andina, el sistema de creencias y valores ancestrales andinos con la finalidad de facilitar la españolización del indígena y terminar con todo tipo de resistencia, especialmente política.

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